Helios Sarthou  

El Congreso de los ideales muertos

 

 

El simulacro burocrático del FA Este fin de semana, la tradicionalización como partido y santificación burocrática del Frente Amplio fue consolidada, bajo la zanahoria de un nuevo período de poder. El fervor oficialista de alguna prensa adulona del éxito no tuvo empacho en hacer creer en la autenticidad del pretendido Congreso, solamente electoral. Los asistentes vinieron, supuestamente, en nombre de la participación, pero trayendo la mano levantada desde su casa. Ninguno de los actos de gobierno, en todo lo que va del período, contó con la participación, el conocimiento y el control del pueblo frenteamplista, lo que constituyó una violación de todos los principios de la izquierda por parte de la cúpula gobernante y los beneficiarios. Este domingo, por encima de los ávidos del poder, sus beneficiarios y los cinco mascarones de proa productos de la cocina negociadora, debería haber flotado en el local del Congreso una nube oscura de inventario del desastre, que está a la vista y que podemos sintetizar en cuatro ejemplos para que nadie piense que el juicio, como dice el tango, es “piantado del rencor”.

 

1. Los que alguna vez hasta tomaron las armas se sentaban a organizar los próximos años de disfrute del poder, mientras la televisión daba cuenta del procesamiento de cuatro estudiantes y un docente que habían sostenido una pelea en el Parlamento en defensa de la educación, frente a la provocación por un patovica parlamentario. ¡Tremendo delito la respuesta a la traición cometida contra la educación libre, humanista y antropocéntrica por la que lucharan el desaparecido Julio Castro, Reina Reyes, Jesualdo y Martínez Matonte entre tantos otros.-

 

2.- Allí está la trampa objetiva de la campaña de firmas para anular la ley de impunidad, mientras que en ese Congreso estaban quienes tienen en sus manos el poder para decidir, de un día para el otro, la extinción de esa ley inconstitucional, indigna y protectora de las violaciones a los derechos humanos cometidas contra sus propios compañeros. Hay que recordar que el más votado en el Congreso expresó en Lagomar palabras de indulgencia y buenas relaciones con los violadores de los derechos humanos.

 

3 .- Tampoco hay que olvidar a los ancianos que cuando se jubilan ven reducido su magro sueldo a la mitad y esperan que termine la sangría de las Afaps con la prometida e incumplida derogación. ¡Claro que los jubilados tuvieron el excelente premio de 300 pesos, por lo que no se pueden quejar!

 

4.- Todas nuestras vidas políticas nos pasamos soportando la férula del capital y el imperio y el instrumento de la Deuda Externa, y al despertar en el 2005, en lugar de la segunda independencia, nos encontramos con más sometimiento: ni la deuda externa de la dictadura se dejó de pagar y tuvimos hasta la vergüenza de brindarle hospitalidad a Bush, el depredador de pueblos.-

 

La oposición de los partidos blanco y colorado es muy tímida y sólo electoral, porque no ven nada mal que la izquierda custodie el poder de la oligarquía. “Dejémosla hacer …

 

” ¡Cuidado con los amagues y el cuento del tío del giro a la izquierda!

 

Los mejor votados en ese Congreso fueron soldados fieles del Ejecutivo y si algo se alejaron de Tabaré es por una razón muy “principista”: porque el reeleccionismo de Tabaré ponía en peligro sus candidaturas. No hay que olvidarlo ni darle seriedad al abucheo a Astori, porque es lenguaje de votos, porque jamás ni Mujica ni Carámbula pusieron en tela de juicio la política económica de Tabaré y de Astori: adelante con la dependencia.

 

El Congreso no ha sido otra cosa que un acto de rutina más de un partido burocratizado, sin savia ideológica vital. Un modelo de partido que Gramsci estigmatizaba, como señala nuestro excelente filósofo Rebellato al referirse a una “concepción que es totalmente contraria a la de un partido para el cual el pueblo es ‘una masa de maniobra' a la que hay que mantener ocupada con discursos, con estímulos sentimentales, con mitos mesiánicos, a la espera de épocas fabulosas”. Actualizando a Gramsci, decimos que los estímulos hoy son programas televisivos con un lenguaje seudo popular , medios de comunicación disciplinados y otorgamientos de títulos y cargos.

 

Para este Congreso puramente electoral de los ideales muertos (reforma agraria, salario y trabajo antes que asistencia, seguridad social auténtica, justicia social en lugar de explotación del hombre por el hombre, independencia del imperio, no pago de la deuda externa, etc.), podemos imaginar una declaración final del Congreso en tono epopéyico: “Nos aquí presentes declaramos que todo está bien en Derechos Humanos, en Educación, en Seguridad Social y en Justicia Social, y que tendremos otro round de cinco años contra el pueblo y las promesas que hicimos y haremos, porque el futuro es nuestro y no de ustedes, porque así como si algunos uruguayos tienen la adicción a la pasta base como enfermedad, nosotros tenemos la adición al poder como virtud.

 

¡Festejen uruguayos! EL FUTURO ES NUESTRO, no de ustedes

Helios Sarthou Montevideo - Uruguay